Reunido en Montevideo, República Oriental del Uruguay, del 25 al 28 de mayo de 1995, el V encuentro del Foro de São Paulo, con la presencia de 65 delegaciones de América Latina y el Caribe y observadores de Europa, Africa, Asia, América y Australia, se constituyó en una reafirmación de fuerzas de los partidos y movimienitos de izquierda del Continente.
Centenares de delegados de toda América Latina y el Caribe fueron calidamente recibidos por sus compañeros, militantes de los partidos que integran el Frente Amplia del Uruguay.
La ciudad de Montevideo, gobernada desde 1990 por el Frente Amplio, fue el escenario de un debate de gran significación sobre la situación actual de América Latina y sobre alternativas que se abren para los trabajadores y para el movimiento popular en la actual coyuntura marcada por la gran ofensiva económica, política e ideológica del neoliberalismo.
Los asistentes al V encuentro del Foro dedicamos nuestra atención al análisis de la situación económica, social y política de América Latina y el Caribe, al intercambio de experiencias en la construcción de proyectos alternativos para el desarrollo y la integración, así como a evaluar nuestras perspectivas.
En nuestros debates constatamos el incremento de la combatividad de los movimientos populares, que se expresó en su crecimiento, diversificación y fortalecimiento organizativo, así como en un importante desarrollo de sus luchas, a través de huelgas, protestas, manifestaciones, tomas de caminos y otras, entre las que se destaca la rebelión en Chiapas, caracterizada por la irrupción de nuevas formas de expresión, de democracia y poder popular.
Todas estas manifestaciones indican un camino y ponen a la orden del día la necesidad de que las fuerzas progresistas y revolucionarias diseñemos, promovamos y construyamos al mismo tiempo un modelo alternativo de desarrollo económico y social, pero fundamentalmente un modelo alternativo de democracia y nuevas formas de poder popular.
Estas luchas tienen como respuesta fuertes medidas de represión policial o institucional encaminadas a callar la resistencia popular. Este modelo de democracia restringida desconoce el derecho soberano de nuestros pueblos y la soberanía de nuestras naciones.
A la vez, se ha incrementado el papel de gendarme de los EE.UU., que en el marco de la unipolaridad militar a escala mundial, utiliza el Consejo de Seguridad de la ONU e iniciativas particulares para imponer por la vía de la intervención militar directa su injusto orden y su modelo, empleando todo tipo de pretexto y considerando su soberanía como la única válida en este mundo. Enfrentar y derrotar esta propuesta hegemónica es uno de los grandes retos del presente.
Los partidos y movimientos presentes en este V encuentro pudieron evaluar de cerca el importante resultado electoral del Encuentro Progresista y del Frente Amplio, que hace pocos meses obtuvo en las eleceiones presidenciales más del 30% de la votación nacional, afirmándose como efectiva alternativa de gobierno en el país.
Las elecciones que se realizaron en 14 países de América Latina entre noviembre de 1993 y mayo de 1995, si bien no alcanzaron las perspectivas que se manifestaron en el IV encuentro de La Habana, fueron, sin embargo, el mejor resultado global que las izquierdas obtuvieron hasta hoy.
A pesar de la falta de equidad en que se desarrollaron esos procesos, los partidos que integran el Foro de São Paulo eligieron más de 300 diputados, más de 60 senadores, varios governadores, centenas de alcaldes además de miles de concejales municipales, totalizando un cuarto del electorado de los países.
Es de fundamental importancia realizar un análisis descarnado de nuestras propuestas programáticas, de nuestros canales de comunicación con amplios sectores populares y de nuestros niveles de inserción social, para comprender por que, en muchos países, sectores empobrecidos de la población votaron a los candidatos conservadores.
Para que puedan continuar constituyendo una alternativa de poder, las izquierdas tienen que expresar – en contra de las posiciones neoconservadoras – las aspiraciones sociales, nacionales y democráticas de los sectores organizados de la sociedad, a la vez que aspiran ser la voz de los que no tienen voz, en consecuencia de la exclusión en que viven.
Integración económica y alternativas al modelo neoliberal
Durante las últimas décadas la economía y la política mundial se encuentran inmersas en un proceso de profundas mutaciones. El neoliberalismo constitue la piedra angular para implementar la actual agenda del capital frente al trabajo.
Desde ese esquema se pretende avanzar en el proceso de integración subordinada de los países periféricos a los centros de poder, explotar al máximo las potericialidades de las nuevas tecnologías, ampliar y controlar los mercados, transitar hacia un nuevo reparto de las zonas de influencia y afianzar las ya existentes.
En este entorno, la Cumbre de las Américas, celebrada en Miami en diciembre de 1994, constituye la culminación de la primera fase de un proceso dirigido a implementar un nuevo diseño de "seguridad colectiva" y a afianzar un modelo de integración aún más subordinado y dependiente de los Estados Unidos.
Los modelos neoliberales impuestos van acompañados por el intento de legitimar democracias tuteladas y excluyentes que tienen como finalidad impedir la plena participación política y económica de las grandes mayorías, restringir la lucha por demandas justas que pongan en cuestión ese modelo y en algunos casos poner a las Fuerzas Armadas como garantes del sistema.
En los casi dos años que separan la reunión de Montevideo del encuentro de La Habana el proceso de integración continental sufrió importantes cambios. Para iniciar el proceso de negociación del ingreso a las áreas de libre comercio, el gobierno norteamericano impone importantes condiciones, como son: pago puntual del servicio de la deuda externa a costa del bienestar de la mayoría de la población, severos ajustes estructurales, disminución de salarios y del empleo, desindustrialización, reducción del gasto público, desregulación económica, privilegios al capital especulativo, privatización indiscriminada de empresas públicas y apertura unilateral de las economías latinoamericanas, entre otros. Requisitos que están provocando efectos muy negativos en las economías de la región.
El neoliberalismo, después de la crisis de diciembre de 1994, demuestra todavía más su incapacidad de consolidar un régimen de inversiones productivas. No puede garantizar las transformaciones sociales que necesitan nuestros pueblos para alcanzar un desarrollo sostenible, ni puede crear las condiciones para conducir un proceso de integración que responda a los retos de la nueva situación internacional. Por el contrario provoca mayores niveles de pauperización en amplios sectores de la población, sobre todo entre las mujeres y la juventud, eliminando
importantes conquistas sociales.
Somos conscientes de que los países de América Latina deben insertarse en la economía mundial, en un contexto internacional que ha cambiado y que ofrece nuevas oportunidades y retos. Pero sostenemos que esta integración en la economía internacional debe estar guiada por los intereses nacionales, que son los de las grandes mayorías.
Pugnamos por un desarrollo sostenido, generalizado en todas las ramas, sectores y regiones de cada país; un desarrollo en el que la eficiencia y la productividad creciente se reflejen en mejores niveles de vida en la mayoría de la población. Un desarrollo en el cual el Estado asuma su papel de regulador de la economía y garante del bienestar social y la justa distribución del ingreso.
Sin integración social y económica en lo interno de cada país, es imposible sostener cualquier proyecto integrativo regional. Para la integración social resulta imperioso el afianzamiento y desarrollo de las democracias por la vía del protagonismo permanente de los pueblos.
Aspiramos a que la integración latinoamericana y caribeña no se limite a una liberalización comercial y de inversiones. Concebimos el objetivo último de la integración como el desarrollo conjunto y complementario de los sectores productivos y de servicios entre los diferentes países de la región para no sufrir las consecuencias del mercado mundial dirigido por las transnacionales.
El desarrollo no puede ser conducido por el mercado. Un concepto integral de ese proceso supone la integración de todos los miembros de la sociedad y de los factores productivos nacionales y regionales.
No es saludable reducir nuestros objetivos el solo terreno de la economía. También hay que plantear la preservación del medio ambiente, el desarrollo conjunto de políticas sociales, sobre todo en los sectores de la educación, la salud, la construcción y preservación de las identidades culturales latinoamericanas y caribeñas como medio de contrarrestar las perniciosas tendencias que plantean a nuestras sociedades la llamada "cultura de masas".
La integración regional debe preservar un espacio indígena y de otros grupos étnicos raciales y culturales que componen el crisol de nuesta especificidad e identidad continental. Algunas areas donde sería imperativo actuar unidos son las siguientes:
* Luchar por derrotar a escala continental el modelo neoliberal impuesto por el FMI, el Banco Mundial, los Estados Unidos, formulando un proyecto alternativo de poder que implique democracia política real, democracia económica y social y participación y protagonismo de nuestro pueblo en todo lo relativo a los derechos y deberes.
* Luchar por la reestructuración , en beneficio de los pueblos, de los actuales mecanismos de integración regional.
* Revitalizar las negociaciones de los países latinoamericanos para establecer un comercio internacional equitativo que facilite el acceso de nuestros productos a los mercados de los desarrollados.
* Promover la renegociación conjunta de la deuda. Esto exige corresponsabilidad, reconocimiento de la incompatibilidad entre el pago de la deuda en sus condiciones actuales y la recuperación de un desarrollo sostenido; reducción del principal y de los intereses; transferencia neta de recursos del norte al sur para reiniciarun crecimiento ordenado y socialmente justo; y desconocimiento de las deudas ilegítimas.
* Definir una plataforma común de América Latina en materia de comercio internacional ante los acuerdos tomados en el GATT – hoy OMC – y que afectan intereses de los pueblos latinoamericanos.
* Negociar conjuntamente convenios internacionales para terminar la sistemática violación de los derechos humanos de los trabajadores migratorios en los países desarrollados.
* Intervenir en las instancias parlamentarias y representativas de la sociedad en el plano regional, en especial junto a aquellos sectores más impactados por la integración, para la formulación de políticas públicas que atiendan a las necesidades de nuestros pueblos.
* Demandar el cumplimiento por parte de los gobiernos positivamente firmantes de lo acordado por el Pacto de San José de Costa Rica en cuanto a la imprescriptibilidad de las acciones de los crímenes de lesa humanidad.
* Defender integral e incondicionalmente los derechos humanos y promover la solidaridad con todas las luchas sociales, en especial cuando motivan actitudes represivas de los gobiernos. Fortalecer los movimientos y las diversas demostraciones a favor de la ética en la política.
* Defender los derechos de los grupos indígenas y los campesinos, la juventud, los trabajadores, las mujeres y las clases medias, principalmente víctimas de la exclusión y la pauperización ocasionada por las políticas neoliberales.
Compañeras y compañeros, ciudadanos de esta patria grande que es América Latina y el Caribe: la lucha continúa. La gran tarea histórica de nuestro tiempo es continuar y culminar el sueño de los libertadores conquistando el derecho al pleno ejercicio de la independencia, la soberanía, la democracia, la justicia y el bienestar para nuestros pueblos y naciones.
El V encuentro del Foro de São Paulo exhorta a la unidad y la construcción de espacios de concertación de todas las fuerzas políticas, sociales y productivas, democráticas y progresistas para enfrentar la ofensiva neoliberal en el continente.
El Foro de São Paulo se solidariza con los hermanos cubanos y condena el criminal bloqueo que le impone el gobierno de los Estados Unidos de América. También rechaza energicamente el proyecto de ley Helms-Burton que viola los derechos humanos del pueblo cubano y las normas que rigen la soberanía de los Estados, así como pretende, de manera brutal, reinstaurar la injusticia social y destruir las conquistas económicas, políticas y sociales de la revolución.
Pueblos de América Latina y el Caribe: el V encuentro de Foro de São Paulo nos convoca al esfuerzo persistente, al trabajo, a la lucha para forjar la gran patria latinoamericana y caribeña; para conquistar la nueva independencia, la libertad plena y la felicidad que nos han sido negadas.
¡Hagamos realidad el sueño de nuestros héroes y mártires!
!Reconstruyamos la esperanza!
Montevideo, 28 de mayo de 1995.
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